martes, noviembre 26, 2013

¿Quién dijo que había reglas?

Para mi amiga Montse


Después de todo, no me vengáis con vuestras reglas. ¿Quien dijo que el amor tenía leyes, ocasiones y momentos? ¿Quien os concedió autoridad para juzgar lo que siento? ¿Os atreveréis vosotros que vivís a salvo tras la barrera? ¿Vosotros que teméis a la vida más que a un toro de Miura?

Me muero de amor. Me muero de soledad y de tristeza. Pero es mi amor, son mi vacío y mi pena. Y si me los he ganado, si lo he perdido todo, no os permito ni una sola mirada reprobatoria. Conozco bien vuestra feroz alegria disfrazada de conmiseración cuando quien que se atrevió a salir del redil regresa apesadumbrada.

Os miro y os veo tan decentes, tan buenos, tan blandos, tan torpes, tan absolutamente predecibles que se, de seguro, que uno solo de mis instantes de pasión vale más que la gris neblina de todas vuestras enteras e inútiles vidas.


Sevilla, Noviembre de 2013

Café con churros

Para Carmen W.


Terminas tu carta diciendo que nos tomaremos un café con churros "cuando haga frío". Y me pregunto si no hace ya bastante frío. Me pregunto cuanto frío tiene que hacer todavía para que te encuentres conmigo y pueda mirar tus ojos de gata de nuevo. Y me descubro mirando las isobaras de los mapas del tiempo, midiendo temperaturas, siguiendo borrascas y anticiclones, mirando sin ver los noticiarios de la primera, la segunda, la tercera, la cuarta y la enésima, si existiera, esperando que lleguen las noticias del tiempo. Ya ves, yo que cambiaba de cadena cuando empezaba el parte, cómo decía mi tía abuela Concha, ahora lo espero cómo si fuera un nuevo capítulo de la última serie de moda. Y por más que voy de un canal a otro, por más telediarios que veo, no hace bastante frío. Y me sorprendo pidiendo a ese Dios en quien presumo no creer, que haga frío, más frío, muchísimo frío. Y le prometo diez misas, cuarenta padrenuestros o cien avemarías. ¡Pero, por Dios! Que nieve, que truene, que llueva, que venga la ventisca y el hielo y que sople el viento del Norte, pero que llegue por fin el frío que me conceda perderme, por una última vez, en el fondo de tus ojos negros.


Sevilla, Noviembre de 2013